La competencia por el control de la próxima generación de semiconductores ha intensificado el interés global. Mientras TSMC y Samsung rivalizan para liderar el avance hacia la tecnología de 2 nanómetros, Japón ha entrado en el juego con fuerza gracias a Rapidus, su principal candidata en la carrera por la litografía avanzada. Sin embargo, expertos destacan que Rapidus enfrenta una fecha límite: debe comenzar la producción masiva para 2027 o el país perderá su ventaja estratégica en el sector.
Recientemente, Rapidus celebró un hito significativo al iniciar la producción de prueba de su proceso de 2 nm. Este avance se logró después de la instalación en diciembre de 2024 de equipos de litografía ultravioleta extrema (EUV), cruciales para fabricar obleas de última generación. En julio, la empresa presentó su primer prototipo y actualmente trabaja para establecer líneas de producción a gran escala.
El apoyo gubernamental ha sido fundamental. Japón ha comprometido 1,7 billones de yenes (aproximadamente 12,000 millones de dólares) en inversiones para garantizar que el país no quede rezagado frente a Taiwán y Corea del Sur. De esta suma, 100,000 millones de yenes se entregarán antes de que finalice 2025.
A pesar de los progresos, Hideki Wakabayashi, miembro del Comité de Estrategia de la Industria de Semiconductores y Digital del Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón, advierte que si Rapidus no logra cumplir con los plazos, podría haber una fuga de talento y tecnología hacia otros países. Esto no solo afectaría la competitividad de Japón sino también su peso estratégico en la industria global.
La carrera por los 2 nm presenta desafíos significativos. Samsung, por ejemplo, enfrentó problemas de escalabilidad con su tecnología GAA de 3 nm, poniendo de manifiesto que incluso los gigantes del sector pueden enfrentar obstáculos imprevistos. Por su parte, TSMC mantiene un cronograma ambicioso para iniciar la producción de 2 nm en 2025, expandiendo su capacidad en Taiwán y construyendo nuevas plantas en EE. UU. y Japón.
El gobierno japonés ha implementado políticas para facilitar la instalación y expansión de la producción, incluyendo la importación de maquinaria y el desarrollo de talento, haciendo poco probable que Rapidus traslade sus operaciones fuera del país en el corto plazo. El éxito de Rapidus se perfila como un elemento clave no solo para la industria tecnológica del país, sino también para su posicionamiento geopolítico en un momento en el que el control de la fabricación avanzada de chips es un factor estratégico crucial.