En el panorama actual de la vigilancia policial, las adquisiciones tecnológicas se han convertido en una constante carrera competitiva entre las empresas del sector. Gigantes como Axon están incorporando inteligencia artificial en sus productos innovadores, como Draft One, que genera informes a partir de grabaciones de audio de cámaras corporales. Aunque la herramienta inicia como una prueba gratuita, Axon apuesta a que conquistará nuevos clientes, a pesar de las dudas sobre la precisión de los informes generados por la IA.
En 2024, Axon expandió su influencia adquiriendo Fusus, una compañía que centraliza datos de sistemas de detección de disparos y cámaras de vigilancia para ofrecer «centros de crimen en tiempo real» a más de 250 agencias. Este servicio requiere una suscripción y es parte de una estrategia para consolidar su oferta en el mercado.
Al mismo tiempo, Flock Safety, conocida inicialmente por la lectura de matrículas, ha ampliado su repertorio para incluir detección de disparos y análisis de tráfico, ofreciendo una solución integral de vigilancia en más de 5,000 jurisdicciones. Motorola Solutions, aunque menos identificada con la vigilancia, ha fortalecido su posición con un ecosistema tecnológico que abarca desde radios hasta análisis de video potenciado por IA, tras adquirir Vigilant Solutions.
SoundThinking (antes ShotSpotter) ha evolucionado para incluir en su oferta no solo detección de disparos, sino también gestión de casos y sistemas de detección de armas. Con su plataforma SafetySmart, que integra diversas bases de datos mediante inteligencia artificial, la empresa busca posicionarse en el mercado con soluciones de última generación.
A pesar de los altos costos, las empresas promueven relaciones a largo plazo con los departamentos de policía, incluso en tiempos de ajustes presupuestarios. En ciudades como Baton Rouge, las autoridades continúan usando la tecnología de ShotSpotter sin costo, intentando asegurar financiamientos futuros, lo que refleja la creciente dependencia de estas tecnologías.
Mientras la industria de la vigilancia gubernamental continúa su rápido crecimiento, es crucial que la ciudadanía evalúe cuidadosamente las decisiones tecnológicas de sus gobiernos locales. Las aparentes adquisiciones menores podrían convertir a las comunidades en parte de un extensivo sistema de vigilancia, comprometiendo potencialmente la privacidad de las personas.