La llegada de los procesadores Intel Alder Lake y AMD Ryzen 7000 ha marcado un punto de inflexión en el mercado de la memoria RAM, que se encuentra en plena transición de DDR4 a DDR5. Este cambio no solo incrementa la frecuencia y capacidad, sino que también mejora el rendimiento, la eficiencia y la estabilidad de los sistemas actuales.
La memoria RAM es esencial en cualquier sistema, ya que almacena temporalmente los datos que el sistema operativo y las aplicaciones necesitan rápidamente, lo cual es crucial para juegos, edición y desarrollo. Aunque su contenido se pierde al apagar el equipo, existen alternativas profesionales como memorias NVDIMM o Intel Optane DC que conservan datos tras un corte de energía, aunque no están destinadas al usuario medio.
Comparando DDR4 y DDR5, las diferencias son notables. DDR5 duplica el ancho de banda teórico de su predecesor y reduce el consumo energético, reflejando mejoras en la eficiencia y reducción de calor. Además, introduce On-Die ECC para corrección de errores, aunque no todos los módulos son equivalentes a las soluciones de servidor.
Históricamente, la memoria DRAM ha progresado significativamente desde los 90, pasando por EDO-RAM, SDRAM y las distintas generaciones DDR. Ahora, DDR5 optimiza aún más el rendimiento con una arquitectura más moderna.
En términos de compatibilidad, DDR4 y DDR5 no son intercambiables físicamente ni eléctricamente, y dependerá del chipset y la placa base utilizada. Algunas plataformas como Intel Alder Lake han ofrecido soporte dual, mientras que AMD ha optado exclusivamente por DDR5 en su plataforma AM5.
Respecto a cuándo hacer el cambio a DDR5, es más viable que nunca con precios más accesibles y mejor disponibilidad. Si se adquiere un equipo nuevo con procesadores de última generación, DDR5 es una inversión lógica, sobre todo en entornos que requieren gran ancho de banda. Sin embargo, si su sistema actual con DDR4 funciona bien, no es urgente cambiar.
DDR5 permite mayores frecuencias aunque con latencias más altas, pero el ancho de banda compensa este aspecto. Además, los perfiles XMP 3.0 y EXPO facilitan el overclocking automático.
Mirando al futuro, tecnologías como MRAM y LPDDR5X están en desarrollo, pero para computadoras de escritorio, DDR5 seguirá siendo dominante durante el resto de la década. Este cambio representa un avance en eficiencia y capacidad, aunque con ciertos retos de compatibilidad y precio. DDR5 ya se perfila como el nuevo estándar que guiará el futuro del rendimiento informático.