Giorgia Meloni, la primera mujer en ocupar un puesto en el Consejo de Ministros de Italia, ha sorprendido al convertirse en una figura destacada de la derecha europea en sus dos años de gobierno. Inicialmente vista como una amenaza populista para los valores europeístas de Italia, Meloni ha combinado pragmatismo y conservadurismo, lo que le ha permitido mantener relaciones estables con la UE y la OTAN. Aunque su política de externalización de migrantes ha generado controversia, refleja una tendencia compartida por varios gobiernos europeos. En el ámbito interno, su postura firme contra la gestación subrogada y la adopción por parejas homosexuales resalta su alineación conservadora, mientras enfrentamientos con el poder judicial indican tensiones subyacentes. A pesar de las críticas, la estructura constitucional italiana ofrece contrapesos suficientes para contener posibles derivas autoritarias.
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