La Consejería de Cultura y Deporte, por medio de la Dirección General del Patrimonio Histórico, ha iniciado el proceso para inscribir la caza de la perdiz con reclamo como Bien de Interés Cultural (BIC) en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía (CGPHA). Esta actividad se clasificaría dentro de la tipología de Actividad de Interés Etnológico. Con raíces que se remontan a la época medieval, esta práctica cinegética es apreciada no solo por su antigüedad sino también por su valor patrimonial inmaterial, el cual ha sido transmitido de generación en generación a través de amplios sectores sociales en Andalucía.
El proceso de aprendizaje de esta actividad implica la adquisición de habilidades culturales manifestadas en un saber hacer específico, códigos de conducta, simbolismo propio y un léxico particular. Además, hay una artesanía asociada que involucra otros oficios tradicionales como la herrería y la carpintería.
Esta modalidad de caza se organiza en torno a dos ejes fundamentales: el espacio y el tiempo. El espacio comprende tanto la casa del cazador como el campo, donde se desarrollan los lances, mientras que el tiempo se divide en periodos de caza limitados y otros segmentos prolongados dedicados al cuidado de los perdigones enjaulados. La elección del lugar adecuado para colocar el reclamo y la orientación del puesto son decisiones cruciales para obtener un buen resultado, requiriendo un conocimiento profundo del ecosistema y del comportamiento de las perdices.
La práctica de caza de la perdiz con reclamo es más que un simple hobby, ocupando gran parte del tiempo de ocio de quienes la practican. Esta actividad, con arraigo en el área mediterránea desde al menos la época romana, ha evolucionado con el tiempo, adaptándose a cambios tecnológicos como la invención de la pólvora, aunque su esencia y técnica fundamental permanecen inalteradas.
El reconocimiento de esta actividad como BIC cuenta con un importante apoyo institucional, respaldado por 143 ayuntamientos andaluces y por las diputaciones provinciales de Granada, Jaén y Sevilla. Esta declaración busca salvaguardar y valorar una tradición que sigue viva, preservando su relevancia cultural e histórica para Andalucía.
Fuente: Junta de Andalucía.