En varias localidades costeras de Andalucía, como Sanlúcar de Barrameda, Barbate y Algeciras, los clanes del narcotráfico han intensificado su hostigamiento hacia los guardias civiles y sus familias. Los hijos de los agentes, así como sus viviendas, están siendo objeto de amenazas directas, incluyendo grafitis insultantes y el envenenamiento de mascotas. Esta situación se ha agravado tras la muerte de narcotraficantes en el mar, lo que ha llevado a los criminales a hablar abiertamente de venganza. La disolución de la unidad OCON-Sur ha dejado a los agentes en una situación vulnerable, mientras los narcotraficantes actúan con mayor impunidad, aprovechando la falta de recursos policiales. A pesar de las declaraciones del Ministerio del Interior sobre el éxito de las operaciones, los agentes denuncian una escalada de violencia y la vulnerabilidad de sus familias, especialmente de los menores, quienes se han convertido en blancos fáciles en esta lucha.
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