Hace un mes, Shigeru Ishiba sorprendió al mundo político al ganar la competencia por el liderazgo del Partido Liberal Democrático (PLD) en Japón, una agrupación que ha dominado el gobierno del país durante décadas. Actuando rápidamente, Ishiba convocó a elecciones anticipadas, una decisión que ha tenido consecuencias inesperadas y significativas para su partido. En un giro drástico de los acontecimientos, el PLD ha sufrido un severo desplome en estas elecciones, poniendo en jaque la estabilidad política que caracterizaba a su prolongado dominio. La derrota marca un hito en la política japonesa, sugiriendo un cambio en la dinámica de poder y abriendo interrogantes sobre el futuro liderazgo del país.
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