Damarys Godoy y su hija Carlys, migrantes venezolanas, enfrentan dificultades en Ciudad Juárez, México, tras un arduo viaje desde Colombia con la esperanza de llegar a Estados Unidos. Carlys, de ocho años, no ha podido asistir a la escuela debido a la falta de documentos, a pesar de los protocolos que garantizan el derecho a la educación para menores migrantes en México. En los albergues de la región, como El Buen Pastor, muchas familias en situación similar enfrentan barreras burocráticas y la cancelación de programas migratorios. Aunque ha habido avances legislativos en materia educativa para niños en movilidad, la falta de conocimiento y la aplicación inconsistente de políticas por parte de las autoridades escolares obstaculizan su implementación efectiva. A pesar de los desafíos, dicha familia sigue en busca de una nueva oportunidad en México, esperando superar las limitaciones actuales del sistema educativo para los niños migrantes.
Leer noticia completa en El Pais.