El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha expresado su preocupación por los recientes feminicidios en el país, prometiendo endurecer las penas para enfrentar la violencia de género. Desde que Turquía se retiró del Convenio de Estambul en 2021, los feminicidios han aumentado, con 375 mujeres asesinadas este año. Críticas hacia el gobierno indican una falta de voluntad política para aplicar eficazmente las leyes existentes, como la ley 6284. La inacción de las autoridades y un discurso gubernamental contrario a la igualdad perpetúan un sentido de impunidad entre los agresores. Aunque las protestas feministas ganan visibilidad, se enfrentan a la represión. Innovaciones tecnológicas como la aplicación Kades buscan ofrecer apoyo a las víctimas, pero los desafíos sistémicos persisten, con obstáculos significativos para que las mujeres denuncien y reciban protección adecuada.
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