El Papa Francisco fue sepultado en una ceremonia íntima en la Basílica de San Pedro, donde descansará en un sencillo féretro con su escudo pontificio y calzado usado. Presidido por el cardenal Kevin Joseph Farrell, el rito incluyó oraciones y la bendición de su cuerpo expuesto en un ataúd sencillo, en un cambio de protocolo impulsado por Francisco. En el interior del féretro se colocaron monedas, medallas y un documento que destaca su vida dedicada a la sencillez, atención a los marginados y su lucha contra los abusos clericales. Representantes del Vaticano y delegaciones de 130 países, incluyendo la presencia de sus familiares, participaron en este acto cargado de simbolismo. Tras la misa, el féretro será llevado en cortejo fúnebre a la Basílica de Santa María La Mayor, tal como él había elegido.
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