El precio del petróleo ha registrado una nueva caída que lo sitúa en niveles de 2021, alimentado por un aumento inesperado de la producción de la OPEP+ y un drástico recorte en el precio del crudo saudí vendido en Asia. El Brent se redujo a 64,51 dólares, mientras que el West Texas descendió a 61 dólares. Esta depreciación alerta a las economías de los países productores, que requieren precios más altos para sus presupuestos. A pesar de las tensiones económicas y la apreciación de una posible recesión global, el abaratamiento del crudo alivia la presión inflacionista. Sin embargo, Arabia Saudí y Rusia enfrentan presiones internas, pues el primero necesita 90 dólares por barril para equilibrar sus cuentas, y el crudo ruso se aproxima a los 50 dólares. Industrias del transporte se benefician, mientras que Trump celebró en su red social. La situación sigue bajo un clima de incertidumbre internacional.
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