El Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) ha desempeñado un papel fundamental en un estudio que ha hecho historia al revelar, por primera vez, la existencia de planetas del tamaño de la Tierra que orbitan alrededor de ambos astros de un sistema binario extremadamente compacto. Este hallazgo plantea nuevas interrogantes sobre cómo se forman y se mantienen estables los planetas en sistemas con dos estrellas gravitacionalmente vinculadas, que hasta ahora se consideraban escenarios poco propicios para la formación planetaria.
Los sistemas binarios, formados por dos estrellas que orbitan alrededor de un centro común, son muy comunes en nuestra galaxia. Sin embargo, encontrar planetas en ellos representa un verdadero desafío, ya que la atracción gravitatoria de dos soles complica tanto su formación como su estabilidad. Cada nuevo descubrimiento en este tipo de entornos proporciona pistas clave sobre cómo y dónde pueden formarse los planetas.
En este contexto, el IAA-CSIC ha co-liderado la identificación de un sistema formado por dos estrellas muy pequeñas y frías, de tipo M5 y M6, que orbitan de manera inusualmente cercana. Lo más sorprendente es que se ha encontrado evidencia contundente de que planetas del tamaño de la Tierra están transitando frente a ambas estrellas, un resultado sin precedentes para este tipo de sistema.
Francisco J. Pozuelos, investigador del IAA-CSIC y co-líder del estudio, explica que «hasta ahora, en sistemas binarios con planetas conocidos, estos siempre se han encontrado alrededor de una única estrella o, en raros casos, alrededor de ambas, pero en esos sistemas las estrellas estaban muy alejadas entre sí». La reciente publicación en la revista Astronomy & Astrophysics es particularmente relevante porque ofrece nuevos conocimientos sobre la formación y estabilidad de planetas en entornos de doble estrella, considerados hostiles para el desarrollo de sistemas planetarios complejos.
El sistema TOI-2267, ubicado a unos 190 años luz de la Tierra, está formado por dos estrellas que orbitan entre sí a una distancia muy cercana. Desde nuestra perspectiva, parecen separadas por apenas ocho veces la distancia entre la Tierra y el Sol. Esta medida se conoce como «separación proyectada» y representa la distancia aparente mínima en el cielo, aunque la separación real podría ser un poco mayor.
Los sistemas de este tipo generan un entorno gravitacional complejo, desfavorable para la formación de planetas. Sin embargo, los investigadores han identificado tres cuerpos del tamaño de la Tierra en órbitas muy cortas, lo que desafía varios modelos clásicos de formación planetaria. Pozuelos destaca que este descubrimiento «rompe varios récords, ya que es el par de estrellas más compacto y frío conocido con planetas, y también el primero en el que se han registrado planetas transitando alrededor de ambos componentes».
La contribución del IAA-CSIC ha sido decisiva, ya que, gracias a su software de búsqueda de exoplanetas, llamado SHERLOCK, el equipo pudo detectar dos de los tres planetas en este sistema incluso antes de la misión TESS de la NASA, utilizando datos que la NASA había hecho públicos. Este descubrimiento anticipado permitió planificar observaciones de seguimiento desde telescopios terrestres más de un año antes que otros equipos internacionales.
Las observaciones hechas con el telescopio de 1.5 metros del Observatorio de Sierra Nevada, gestionado científicamente por el IAA-CSIC, fueron esenciales para comprender la naturaleza de este sistema planetario único en detalle. La confirmación definitiva de que se trataba de planetas requirió una campaña intensiva en varios observatorios, entre ellos los telescopios SPECULOOS y TRAPPIST, liderados por la Universidad de Lieja en Bélgica.
Este descubrimiento abre nuevas preguntas sobre la formación de planetas en sistemas binarios y sienta las bases para futuras observaciones, especialmente con el Telescopio Espacial James Webb (JWST) y la próxima generación de telescopios gigantes en tierra. Estos instrumentos permitirán mediciones más precisas de las masas, densidades, y quizás incluso la composición atmosférica de estos mundos distantes.
Como concluye Pozuelos, «este descubrimiento nos obliga a replantear las teorías actuales de formación de planetas en sistemas binarios, que hasta ahora han impedido que mundos similares a la Tierra emerjan y permanezcan estables en entornos tan complejos». Este hallazgo abre una nueva ventana para entender cómo se forman y evolucionan los planetas en condiciones extremas.
Fuente: Instituto de Astrofísica de Andalucía