En el entorno profesional actual, las reuniones, tanto presenciales como virtuales, son una constante necesaria para coordinar esfuerzos, compartir información y tomar decisiones cruciales. Sin embargo, a pesar de la disponibilidad de numerosos recursos y estrategias para hacer que las reuniones sean productivas, un aspecto fundamental a menudo queda sin abordar: la escucha activa.
La efectividad de una reunión depende en gran medida de la capacidad de sus participantes para escuchar genuinamente. Escuchar no es simplemente mirar al orador; es un proceso más profundo que requiere atención plena y empatía.
Escuchar: mucho más que oír
Frecuentemente se confunde el acto de escuchar con el de simplemente oír. Escuchar implica un esfuerzo consciente para comprender lo que se comunica mientras que oír puede ser un acto automático y superficial. Expertos en comunicación señalan cinco aspectos clave para una verdadera escucha en las reuniones:
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Contacto visual genuino: No se trata solo de mirar a quien habla, sino hacerlo con interés y concentración. El contacto visual establece una conexión real y facilita la comprensión del lenguaje verbal y corporal.
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Preguntar para comprender: No temer a pedir explicaciones muestra un interés auténtico por entender y participar activamente. Preguntas como "¿Qué significa esto?" o "¿Podrías explicarlo de otra manera?" aclaran dudas y muestran respeto hacia quien habla.
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Leer el lenguaje corporal: Gran parte de la comunicación en reuniones no se expresa con palabras. Observar el lenguaje corporal proporciona información valiosa sobre el estado emocional del interlocutor, ya sea incomodidad o seguridad.
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Evitar interrupciones innecesarias: Respetar el turno de palabra es crucial para mantener la fluidez de la conversación y asegurar que todos los puntos se expresen claramente.
- Generar preguntas significativas: Escuchar atentamente conduce a preguntas más claras y relevantes, enriqueciendo el diálogo y fomentando soluciones más acertadas.
El impacto de sentirse escuchado
La práctica de la escucha activa no solo hace que los participantes de una reunión se sientan respetados, sino que también incrementa su nivel de compromiso. Un ambiente donde todos son escuchados promueve la colaboración, empatía y, en última instancia, la productividad. Sentirse valorado refuerza el respeto mutuo y la confianza, mejorando la dinámica de equipo para futuras interacciones más fructíferas.
El desafío de la atención plena
Escuchar verdaderamente requiere esfuerzo y concentración. Implica estar presente e involucrarse activamente. Realizar reuniones en momentos de alta concentración y energía, evitando distracciones, es crucial. El uso de dispositivos móviles debe ser limitado, ya que las notificaciones constantes pueden interferir gravemente con la capacidad de escuchar.
Conclusión
Aunque existen varias estrategias para mejorar la productividad de una reunión, la escucha activa es fundamental. A través de un esfuerzo consciente para escuchar genuinamente, los participantes pueden contribuir de manera más efectiva, fortalecer relaciones profesionales y asegurar resultados significativos. Al final, las reuniones son espacios para las personas, y la manera en que nos tratamos y especialmente cómo nos escuchamos impacta directamente en los resultados de esos encuentros.