La inteligencia emocional, crucial en la psicología moderna, se refiere a la capacidad de reconocer, comprender y gestionar las emociones propias y ajenas, y juega un papel esencial en la interacción social y la adaptación emocional. Popularizado por Daniel Goleman, basado en investigaciones de Salovey y Mayer, este concepto va más allá del coeficiente intelectual al enfocarse en el autoconocimiento, autocontrol, automotivación, empatía y habilidades sociales. Historicamente, la inteligencia emocional tiene sus raíces en el concepto de «inteligencia social» de Edward Thorndike de 1920 y la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner de 1983. Goleman y Mayer-Salovey definieron modelos distintos pero complementarios de inteligencia emocional, que se pueden desarrollar mediante el autoconocimiento y la empatía. Una alta inteligencia emocional favorece relaciones sólidas, resolución de conflictos y comunicación efectiva tanto en lo personal como en lo profesional.
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