Médicos en China han extraído un fragmento de termómetro de vidrio del glúteo de una mujer, llamado señora Hu, que lo llevaba incrustado desde hacía 22 años tras un accidente escolar. Originalmente, el termómetro se rompió al sentarse en su escritorio, invisibilizado en radiografías debido a su transparencia. Hu, de Wuhan, continuó su vida con el trozo de dos centímetros alojado, hasta que una caída en bicicleta reveló el objeto mediante una ecografía 3D. El doctor Shang Ranran destacó que el fragmento no contenía mercurio, evitando así un potencial riesgo de intoxicación.
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