La desinformación alimentaria representa una amenaza creciente para consumidores y empresas, según el informe «Salud, Alimentación y Fake News» de LLYC en colaboración con Newtral. La propagación de mitos a través de redes sociales y la influencia de personas influyentes han impactado hábitos de consumo y la confianza en la industria, exacerbando crisis comerciales y regulatorias en España. La OCU revela que un significativo porcentaje de la población tiene dificultades para interpretar etiquetados nutricionales y desconfía de la información de los fabricantes. El informe destaca casos de mitos alimentarios como la consideración de los azúcares y los procesados, enfatizando la importancia de utilizar evidencia científica para contrarrestar la desinformación. Ejemplos de crisis, como las fresas de Marruecos y el aceite de palma, evidencian el impacto negativo de estas narrativas en el mercado y la formulación de políticas.
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Desenmascarando Mitos Alimenticios y Crisis que Revolucionaron la Despensa: Estrategias Gastronómicas para el Nuevo Milenio