En los años 70, el Líbano era conocido como la «Suiza de Oriente Próximo», pero en junio de 2021 el Banco Mundial lo calificó como una de las tres peores crisis globales desde el siglo XIX, crisis de la que aún no se ha recuperado. Desde la guerra civil de 1975, el país se encuentra en constante conflicto interno y regional, siendo un escenario de disputas entre Israel e Irán, que apoya a Hizbulá, la milicia chií más poderosa del mundo. Tras su independencia en 1943 y un mandato francés, el Líbano adoptó un modelo político basado en el reparto del poder entre confesiones religiosas. La guerra civil, iniciada por tensiones entre distintos grupos, concluyó en 1990, pero la inestabilidad persistió debido a múltiples eventos, incluyendo invasiones israelíes y la guerra de 2006. Hizbulá, fundada en 1985, se consolidó como una fuerza política fundamental, a pesar de perder escaños en las elecciones de 2022, y actúa como un «Estado dentro del Estado». Su brazo militar, considerablemente armado y respaldado por Irán, ha violado resoluciones de la ONU que demandaban el desarme de todas las milicias libanesas. España sigue participando en la misión de paz UNIFIL en el Líbano, con 650 militares desplegados y 15 bajas hasta la fecha.
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