En el contexto político de España, surge una intensa crítica hacia el actual gobierno y su presidente, acusados de corrupción a niveles sin precedentes. La gestión gubernamental es calificada como un ejercicio de manipulación y abuso de poder que desafía las normas democráticas, atacando a la Constitución y a las instituciones judiciales. El líder del Ejecutivo es señalado por ocultar escándalos familiares y desviar la atención al acusar a la oposición de ser anti-democrática. A nivel internacional, medios de comunicación y publicaciones como The Economist resaltan la erosión de la democracia española bajo su mandato, mientras denuncian una permisividad excesiva hacia acciones moralmente cuestionables, como el trato laxo hacia condenados por terrorismo. Esta situación se agrava con la falta de respuesta adecuada ante catástrofes, como la tragedia de Valencia, lo que genera indignación y una percepción de desplome ético jamás visto en el liderazgo político del país.
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