En Chandrexa de Queixa, un pequeño municipio ubicado en el Macizo Central Ourensano, los incendios forestales han devastado 6,000 hectáreas, casi una tercera parte de su superficie. Con una población de poco más de 400 personas, mayoritariamente ancianos, el pueblo enfrenta una catástrofe ambiental sin precedentes. El envejecido alcalde, Francisco Rodríguez, reconoce la falta de limpieza en los montes y sugiere el retorno de prácticas tradicionales como el pastoreo para prevenir tales desastres. Los residentes, devastados, han perdido ganado y recursos esenciales, mientras claman contra la burocracia que dificulta el mantenimiento de las tierras. La situación se agrava por las difíciles condiciones orográficas que obstaculizan el control del fuego. Aunque existe sospecha de intencionalidad en los incendios, no hay pruebas contundentes. El presidente de la Diputación de Ourense pide colaboración ciudadana para identificar a los potenciales responsables.
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