La incertidumbre inicial tras el anuncio de posibles tsunamis se fue disipando a medida que pasaban las horas, principalmente fuera de Japón, donde la población está acostumbrada a manejar estas situaciones con orden. Las temidas grandes olas no se materializaron y los centros meteorológicos comenzaron a reducir o retirar las alertas, llevando tranquilidad a las zonas afectadas y mostrando la eficacia de los sistemas de prevención y respuesta en Japón.
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