El Congreso de Estados Unidos está debatiendo una propuesta que busca implementar un sistema de rastreo y bloqueo remoto en las tarjetas gráficas. Esta medida pretende frenar el contrabando de GPUs a países sancionados como parte de una estrategia más amplia para limitar la exportación de tecnología avanzada a China.
La iniciativa, liderada por el congresista demócrata Bill Foster, surge en un contexto de creciente preocupación por el uso de chips estadounidenses en el desarrollo de inteligencia artificial y armamento extranjero. Según Foster, la medida es urgente, ya que existe la posibilidad de que China esté utilizando tecnología estadounidense para fines que podrían amenazar la seguridad nacional.
El sistema de rastreo no sería tan sofisticado como un GPS, pero permitiría detectar si una GPU está operando en una región prohibida mediante la latencia de las señales enviadas a servidores seguros. Además, la propuesta contempla la capacidad de desactivar remotamente los chips si se comprueba que han sido desviados a un país restringido.
NVIDIA, conocida fabricante de GPUs, ha expresado previamente que no es posible rastrear sus productos una vez vendidos, sin embargo, especialistas señalan que tecnológicamente es viable, como demuestra el ejemplo de Google que ya monitorea la ubicación de sus aceleradores de IA.
El proyecto no solo impactaría a NVIDIA, sino también a otros fabricantes como AMD e Intel, generando incertidumbres éticas y comerciales. ¿Es lícito bloquear un producto de forma remota después de su venta? Esto podría erosionar la confianza en la tecnología estadounidense y motivar a otros países a desarrollar sus propias soluciones tecnológicas.
La medida, aunque destinada a proteger los intereses estratégicos de Estados Unidos, también podría significar un control total del ciclo de vida del hardware. Si se aprueba, marcaría un cambio radical en la dinámica de soberanía tecnológica a nivel global.