Estados Unidos continúa enfrentando una preocupante ola de violencia armada, persistiendo como el país desarrollado con mayor número de homicidios por cada 100.000 habitantes. Mientras sucesos violentos vinculados a Donald Trump y inusuales ataques militares en Año Nuevo resaltan, las cifras apuntan a un atisbo de esperanza con una disminución del 16% en homicidios respecto al año anterior. Las medidas del presidente Joe Biden, centradas en control de armas y prevención de violencia, contrastan con la defensa del derecho a poseer armas por parte de Donald Trump. Sin embargo, el país permanece profundamente dividido sobre estas políticas, con casi partes iguales defendiendo la posesión de armas versus su control.
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