Con la creciente popularidad del Bitcoin y su adopción masiva a nivel global, surge un nuevo y peligroso desafío que amenaza con desestabilizar la seguridad y depreciar la red de la criptomoneda más prominente del mundo. Aunque inicialmente podría pensarse que eventos como el «halving» o la disminución de recompensas por bloque serían factores críticos, la verdadera amenaza se presenta en un fenómeno más complejo y menos anticipado.
La tradicional estructura de incentivos en Bitcoin está experimentando una transformación. Históricamente, se alentaba a los usuarios a adquirir y mantener BTC, mientras que los mineros aseguraban la red recibiendo recompensas en forma de bloques. No obstante, con el progresivo descenso de estas recompensas, se esperaba que las tarifas de transacción asumieran el papel protagonista en el sustento de los ingresos para los mineros. Este cambio proyectado para las próximas décadas enfrenta un inesperado escollo: el creciente uso de tokens de Bitcoin envueltos y la proliferación de fondos cotizados en bolsa (ETFs).
Cuando un Bitcoin se transforma en un token envuelto como wBTC, cbBTC o sus variantes, el BTC original permanece estático en la cadena de Bitcoin. Este procedimiento, conocido como «wrapping», permite transferir el valor del Bitcoin hacia otras plataformas, particularmente las de finanzas descentralizadas en diferentes blockchains, sin que la moneda genere tarifas de transacción en su red nativa. Esto ha reducido la actividad económica en la blockchain de Bitcoin, afectando negativamente los ingresos de los mineros que son esenciales para su seguridad.
Empresas como BitGo y Coinbase, al lanzar sus propios Bitcoin envueltos, han capturado grandes cifras de BTC, disminuyendo la interacción transaccional directa en la blockchain original. Así, a medida que las finanzas descentralizadas crecen, un significativo volumen de Bitcoin queda atrapado en contratos de estas plataformas sin contribuir económicamente a su cadena nativa.
El 2024 presenció la aprobación de numerosos ETFs de Bitcoin en el mercado, acumulando una cifra superior a los 20 mil millones de dólares en BTC bajo custodia de organizaciones. Estos fondos realizan transacciones a través de tokens representativos del valor del Bitcoin, dejando inmóvil la criptomoneda en cuentas de terceros como Coinbase y BlackRock. Este modelo financiero desvía el valor de la red Bitcoin hacia otros ecosistemas sin beneficio directo para la red misma, erosionando potencialmente su seguridad a largo plazo.
En la jerga del espacio cripto, «ataque vampiro» es el término empleado para describir la extracción de liquidez y valor de una red hacia otra. Custodios y proveedores de tokens envueltos cumplen este rol, trasladando valor y poder económico desde la red Bitcoin hacia diversas plataformas. Con el control del Bitcoin nativo bajo custodia, estas entidades emiten promesas de pago, o IOUs, sin generar actividad transaccional en la red principal, lo que suscita inquietudes sobre el control centralizado de la criptomoneda.
Centralizar grandes volúmenes de Bitcoin en manos de pocos custodios no solo desafía el concepto de descentralización que subyace en la creación misma de Bitcoin, sino que también disminuye la vitalidad de su red al restar tráfico transaccional esencial.
Para mitigar esta amenaza, el fortalecimiento de la autogestión de Bitcoin se perfila como una solución viable. Los usuarios deberían asegurar sus fondos sin depender de terceros, manteniendo sus BTC activos dentro de la red nativa. El uso activo de la blockchain a través de transacciones y nuevas aplicaciones, como los ordinals, podría facilitar una transición efectiva desde el modelo de recompensas por bloque hacia el de tarifas por transacción, sustentando así la seguridad de la red.
El destino de Bitcoin está intrínsecamente ligado a las decisiones de sus usuarios. La tendencia hacia la centralización y el uso de herramientas alternativas como los tokens envueltos y ETFs son factores que podrían socavar la esencia descentralizada y segura que Bitcoin representa. Es crucial que cada usuario asuma un rol proactivo en la preservación de la red, fomentando un ethos de soberanía financiera en línea con la visión original de Bitcoin.