El reciente cumpleaños del Cardenal Angelo Acerbi, el miembro más longevo de la Iglesia Católica, se celebró con gran pompa en el Vaticano. Residente de Santa Marta, Acerbi cumplió 100 años, consolidándose como un símbolo de longevidad y sabiduría tras haber ocupado cargos de gran relevancia en la Iglesia y en la diplomacia pontificia. A lo largo de su carrera, ha trabajado de cerca con cuatro papas, siendo un testimonio de continuidad y fe.
Durante la celebración, el cardenal recibió la visita especial del doctor Manuel de la Peña, un eminente experto en longevidad de España. De la Peña le obsequió la «Guía para vivir sanos 120 años», una obra que promueve la salud y vitalidad a lo largo de los años. En un diálogo enriquecedor, compartieron cifras y anécdotas sobre los centenarios mundiales, destacando la importancia de un enfoque positivo hacia el envejecimiento.
El doctor De la Peña, Embajador de la Salud y de la Vida, elogió la envidiable salud del Cardenal Acerbi, quien mantiene hábitos saludables como caminar diariamente y una memoria excepcional. Esta reunión resaltó la relevancia de un estilo de vida equilibrado combinado con una genética favorable.
El encuentro también abordó casos de longevidad notable, como Jeanne Calment, Sor Rosario Soto, y la reciente visita del rey Carlos III a Ethel Caterham, conocida por su avanzada edad de 116 años. Por su parte, se recordó la trayectoria del Cardenal Acerbi, quien enfrentó situaciones desafiantes, incluido su secuestro en Colombia y su labor en la reconstrucción de la Iglesia en Hungría.
El Papa Francisco lo nombró cardenal en 2024, reconociendo su crucial contribución a la Iglesia y a la diplomacia internacional. En su despedida, Acerbi ofreció una bendición apostólica al doctor De la Peña, reafirmando su espíritu humanitario.
Este significativo encuentro no solo fue una celebración de vida, sino también una reflexión sobre cómo vivir con propósito y plenitud es clave para una longevidad feliz. La historia del Cardenal Acerbi continúa inspirando, mostrándonos que la verdadera longevidad reside tanto en el cuerpo como en el alma.
