El Departamento de Estado de EE. UU. ha iniciado el despido de más de 1,300 empleados como parte de una reorganización impulsada por la administración Trump para reducir la burocracia. El objetivo es eliminar duplicidades y optimizar funciones, incluso integrando USAID y eliminando algunas oficinas. Los trabajadores civiles recibirán avisos con 60 días de antelación, mientras que los del Servicio Exterior lo harán en 120 días. La medida, respaldada por el Tribunal Supremo, permitirá recortar un 15% de la plantilla, que cuenta actualmente con 18,000 empleados. La iniciativa ha sido criticada por diplomáticos y legisladores demócratas, quienes argumentan que podría debilitar la capacidad diplomática de EE. UU. en un contexto de creciente influencia global de China.
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