La sorpresiva salida de Leire Martínez de La Oreja de Van Gogh ha revelado tensiones internas dentro del grupo, mayormente relacionadas con su estructura económica. El grupo funciona bajo la figura de una Sociedad Limitada, donde la participación económica de cada miembro adquiere un peso significativo, pudiendo generar fricciones. Este modelo empresarial parece ser el trasfondo del conflicto que llevó a la separación de Leire del conjunto, y aunque se había especulado sobre una renuncia voluntaria o una expulsión coordinada, casi nadie había señalado la economía como el factor central.
El ambiente financiero dentro de La Oreja de Van Gogh emerge como un elemento crucial. Al operar como una Sociedad Limitada, existen socios y empleados, lo que implica una diferencia significativa en la gestión de beneficios. Es probable que el aspecto económico haya alimentado tensiones, particularmente si Leire dependía de un salario fijo o trabajaba como autónoma, sin recibir una parte equitativa de las ganancias.
Una de las incógnitas sobre esta situación es si Leire era socia del grupo o si simplemente fue contratada como una empleada para sustituir a Amaia Montero como vocalista. Se ha sugerido que su rol estaba limitado a ser una empleada sin participación en las decisiones financieras, lo que pudo haber sido un factor clave en su salida. Los conflictos en estructuras empresariales suelen surgir cuando la distribución de poder y beneficios es desigual, y este podría ser el caso en la banda.
El esperado regreso de Amaia Montero podría arrojar luz sobre la situación y responder a una posible reorganización económica en la que ella, como socia, retome su lugar en la banda y en la distribución de ganancias. La vuelta de Amaia podría clarificar cómo se reparten los ingresos y cuál fue realmente el rol de Leire dentro de La Oreja de Van Gogh. Una vez más, el aspecto financiero parece estar en el centro de decisiones que impactan el futuro del grupo.