El avión de combate al que se hace referencia es aclamado por su impresionante capacidad para alcanzar velocidades de hasta el doble de la velocidad del sonido y su récord impecable de no haber sido derribado en ningún conflicto bélico alrededor del mundo. Su reputación en la aviación militar lo ha consolidado como una destacada pieza de ingeniería y simboliza una notable ventaja táctica en el aire. Su diseño y tecnología avanzados le han permitido sobresalir en situaciones de combate, brindándole un estatus legendario entre las aeronaves de su tipo.
Leer noticia completa en El Mundo.