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El Futuro del Dólar Pende de un Hilo: Posible Caída del 30% si No se Abordan Desequilibrios Estructurales

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El dólar estadounidense está experimentando una de sus peores caídas en más de cinco décadas. Según los últimos datos de Bloomberg, el índice dólar ha caído un 10,8 % en lo que va de 2025, registrando su peor semestre desde 1973. Este declive coincide con la desvinculación histórica del dólar del oro bajo la presidencia de Richard Nixon.

Actualmente, el dólar enfrenta presiones por un déficit por cuenta corriente cada vez más insostenible y una percepción de que la Reserva Federal podría estar influenciada por presiones políticas. Estos factores han generado una pérdida de confianza y propiciado un ajuste estructural en el mercado de divisas.

George Saravelos, estratega jefe de divisas en Deutsche Bank, ha destacado que el desplome del dólar no se debe a una liquidación masiva de activos, sino a una negativa sistemática de compradores extranjeros a seguir adquiriéndolos. Los flujos de inversión hacia activos estadounidenses han disminuido drásticamente, lo que agrava el problema de financiamiento externo para Estados Unidos.

Mientras tanto, el euro ha mostrado una notable fortaleza, apreciándose cerca de un 9 % frente al dólar desde comienzos de año. La estabilidad fiscal percibida de la eurozona y las políticas económicas más sólidas han contribuido a esta tendencia, respaldadas por la política restrictiva del Banco Central Europeo.

Expertos de Deutsche Bank sugieren que, para corregir los desequilibrios de Estados Unidos y llevar su posición de inversión internacional neta a niveles más sostenibles, el dólar podría necesitar una depreciación adicional del 30 % al 35 %. Andreas Steno Larsen, analista macroeconómico, compara la estrategia fiscal y monetaria actual de Estados Unidos con las «Abenomics» japonesas, lo que podría estar debilitando intencionadamente la moneda.

En los mercados se especula sobre una posible estrategia deliberada de la administración Trump para influir en la Reserva Federal y relajar el entorno crediticio. Recientemente, se flexibilizó el ratio de apalancamiento suplementario para los grandes bancos, lo cual podría aumentar la liquidez pero a costa de un dólar más débil.

Este escenario plantea un futuro incierto para el dólar, que podría estar comenzando un nuevo ciclo de debilidad estructural. Las políticas internas de EE.UU., la retirada de inversores internacionales, y una percepción de intervención política en la Reserva Federal podrían llevar a una pérdida significativa de su hegemonía.

El euro podría consolidarse mientras tanto, siempre y cuando los países de la eurozona mantengan políticas fiscales prudentes. Los próximos meses serán cruciales para determinar si este ajuste en los mercados de divisas se convierte en un cambio de paradigma permanente.

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