En el verano de 1787, durante la Convención Constitucional de Filadelfia, se creó el «Gran Comité de Preguntas Pospuestas» para resolver cuestiones pendientes en la elaboración de la Constitución de Estados Unidos, incluyendo el método para elegir al presidente. Inicialmente, se consideró que el poder legislativo seleccionara al presidente, pero el comité, liderado por David Brearley, propuso el Colegio Electoral como una solución. Este sistema fue elegido para mantener la separación de poderes, equilibrar las influencias de los estados grandes y pequeños, y mitigar los riesgos de una democracia directa. Aunque en sus inicios seis de los once miembros del comité preferían elecciones populares, el rechazo probable de los estados del sur inclinó la balanza hacia el sistema de electores. El artículo II, sección 1 de la Constitución, estipuló que los electores elegirían a un presidente y vicepresidente, con la Cámara de Representantes decidiendo en caso de empate. Con el tiempo, la expansión de las elecciones populares y la aparición de partidos políticos cambiaron el proceso de selección, adoptando el sistema de «todo para el ganador», que favorece a partidos y estados grandes, aunque Maine y Nebraska optaron por un método diferente. Este sistema ha generado críticas por la ventaja que otorga a los grupos de votantes concentrados en estados grandes.
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