La transición de las tarjetas SIM físicas a las eSIM ha marcado un cambio significativo en la forma en que nos conectamos. Mientras insertar una SIM tradicional en un nuevo teléfono era un ritual familiar, la llegada de la eSIM favorece la activación instantánea mediante un código QR, eliminando la necesidad de una tarjeta física. Este avance facilita llevar múltiples líneas en un solo dispositivo, optimizando el espacio del móvil para diseños más delgados o baterías más grandes. Sin embargo, se pierde el control tangible y la universalidad que ofrecía la SIM física, especialmente útil en viajes o emergencias. En España, operadoras como Movistar, Orange y Vodafone ya ofrecen eSIM, reflejando una clara tendencia hacia esta tecnología. Aunque el cambio hacia dispositivos más modernos es inminente, el abandono de la SIM física representa también una pérdida de sencillez y autonomía en la conexión.
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