Ucrania sorprendió al mundo al convertirse en el primer país en invadir territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial, con una operación en la región de Kursk. Este movimiento, que humilló a Rusia y resaltó su incapacidad para controlar totalmente sus fronteras, generó un impacto psicológico significativo en los residentes rusos. Según expertos como Mira Milosevich y Witold Rodkiewicz, aunque este avance tiene un alto valor simbólico y psicológico, sus beneficios estratégicos son cuestionables, ya que ha desviado recursos del frente principal en Donbás. Además, se busca influir en la percepción internacional y mantener el flujo de ayuda militar sofisticada de aliados como Estados Unidos. En medio de tensiones políticas y cambios en su gabinete, Zelenski intenta mantener la moral alta y el apoyo internacional firme, mientras Putin reivindica éxitos en otros frentes. La prolongación del conflicto augura complicaciones mayores, anticipando un escenario similar al de Vietnam si la guerra se extiende por años.
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