La parálisis generada por un apagón está afectando severamente a muchos comercios en Madrid. Supermercados y bares enfrentan dificultades al no poder mantener la refrigeración de alimentos, lo que obliga a algunos a cerrar y otros a operar con limitaciones. En una carnicería del mercado de Antón Martín, el apagón llegó en un momento crítico, lleno de mercancía fresca, poniendo en riesgo la conservación de los productos. Comerciantes y trabajadores enfrentan el desafío de cobrar solo en efectivo, regresando a métodos tradicionales como papel y lápiz. En las calles como Gran Vía y la Plaza de Tirso de Molina, tiendas y bares han cerrado, mientras que los pocos que permanecen abiertos lidian con complicaciones operativas. En hoteles y tiendas de telefonía, los empleados se preocupan por la seguridad y la falta de sistemas electrónicos, mientras los turistas, sorprendentemente afectados, buscan explicaciones. La situación está generando una creciente preocupación y nerviosismo entre todos.
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