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El Mirlo Capiblanco: El Ave que Regresa Cada Otoño desde el Norte de Europa

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Topoguía GR 243. Sierra de las Nieves. Pagina 52a. Mirlo capiblanco. Foto A. Ternero

Desde los remotos y fríos rincones del norte de Europa, cada otoño, el mirlo capiblanco inicia su viaje hacia las sierras malagueñas. Este viajero silencioso y esquivo se presenta como un visitante invernal de escasa notoriedad, pero su relación con los paisajes montañosos y la vegetación silvestre durante los meses fríos es innegable.

El mirlo capiblanco es un ave que, a simple vista, puede recordar al mirlo común, conocido por su prevalencia en jardines y diversas áreas. Sin embargo, este pájaro posee características distintivas que lo diferencian. Su nombre proviene de una medialuna blanca que adorna su plumaje, entre el pecho y la garganta, notablemente contrastada contra el negro mate de su cuerpo, especialmente en el macho. Las alas, oscuras también, presentan un panel blanquecino en sus bordes, confiriéndole un aspecto distintivo.

En cuanto a su morfología, es similar al mirlo común; no obstante, el capiblanco se asemeja más a un zorzal, con un cuerpo más compacto y un pico robusto cuya coloración varía entre el amarillo y lo oscuro. A menudo rehúye ser observado, prefiriendo refugiarse entre escobonales y rodales de pinos, donde su dieta se compone principalmente de frutos silvestres.

Tradicionalmente, se consideraba que el mirlo capiblanco tenía una distribución más norteña. Sin embargo, investigaciones recientes indican que en Málaga invernan al menos dos subespecies distintas. La primera, Turdus torquatus torquatus, proviene de Escandinavia y las islas británicas, presentando plumas más oscuras y un collar blanco más pronunciado. La segunda, Turdus torquatus alpestris, se encuentra en los Alpes y tiene un plumaje más claro con un patrón escamado más extenso. Aunque comparten hábitos y áreas de hibernación, sus orígenes y algunos detalles fenotípicos las distinguen.

A diferencia de otros tordos que suelen congregarse en grupos numerosos, el capiblanco se observa en pequeños grupos o incluso de manera solitaria. Su presencia en el sur está íntimamente relacionada con la disponibilidad de frutos de otoño e invierno, como escaramujos, majuelos y las apreciadas endrinas. Estos nutrientes son vitales para su supervivencia en invierno y su localización varía notablemente según la altitud y el uso del suelo.

La migración de esta especie comienza en septiembre, cuando los primeros fríos invitan a las aves del norte a buscar climas más templados. Durante los meses de octubre y noviembre, muchas encuentran en las sierras malagueñas un refugio ideal. Su hábitat se restringe a áreas de media y alta montaña, donde se mueven sigilosamente entre la vegetación mientras emiten su característico reclamo seco y áspero.

Aunque es poco común en la provincia, la llegada del mirlo capiblanco simboliza el inicio del invierno. Desde noviembre hasta marzo, este pájaro sobrevive alimentándose de frutas silvestres hasta que, con el deshielo, se marca nuevamente el ciclo de su regreso al norte. Así, el mirlo capiblanco, un viajero invernal, se convierte en un vínculo entre las altas sierras de Málaga y los gélidos paisajes europeos.

Fuente: Diputación de Málaga.

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