El Museo del Prado ha enriquecido sus colecciones con una nueva joya del Renacimiento, la miniatura «Cristo resucitado», que emerge como una de las obras más destacadas de Giulio Clovio. Este célebre miniaturista, famoso en su época, concluyó la pieza alrededor de 1550, inspirándose en una estatua de Miguel Ángel ubicada en Roma.
El legado de Clovio, conocido por su relación con el pintor el Greco, se caracteriza por innovaciones en la técnica de la miniatura. Al distanciarse de las prácticas medievales, Clovio utilizó una novedosa técnica que consistía en mezclar colores a través de pequeños puntos, dando a sus obras una belleza similar a la de la nieve cayendo. Este enfoque permitió que sus miniaturas fueran percibidas como auténticos cuadros en miniatura, ofreciendo una nueva dimensión artística en un período donde la invención del grabado comenzaba a eclipsar las técnicas de iluminación tradicionales.
Felipe II, entre otros monarcas, fue un notable admirador de Clovio, poseyendo varias de sus obras hasta que la Guerra de Independencia llevó muchas de estas valiosas piezas a colecciones francesas. La miniatura en cuestión, «Cristo resucitado», había permanecido durante mucho tiempo en una colección privada en España antes de ser adquirida por Pilar Conde Gutiérrez del Álamo. En 2019, Conde donó la obra a American Friends of the Prado Museum, y desde entonces, ha estado depositada en el museo hasta su incorporación formal.
Miguel Falomir, director del Museo del Prado, describe esta incorporación como una «joya del Renacimiento», destacando su excepcional calidad y su relevancia histórica. Falomir ha expresado su gratitud hacia American Friends of the Prado y Pilar Conde, cuyo apoyo ha permitido que esta obra, con profundos vínculos históricos con España, forme parte de las colecciones nacionales. Con su llegada, «Cristo resucitado» se une a otra obra de Clovio en España, «Sagrada Familia con Santa Isabel y San Juanito», ubicada en el Museo Lázaro Galdiano.
Pilar Conde, al realizar la donación, expresó su satisfacción al enriquecer las colecciones del Prado, deseando que los visitantes experimenten el mismo deleite que ella al contemplar esta obra maestra. La adición de «Cristo resucitado» no solo resalta la riqueza del arte renacentista, sino que también subraya el compromiso continuo del Museo del Prado con la preservación y difusión del patrimonio cultural.
