Más de 235.000 viviendas se encuentran bajo el agua y cerca de 300.000 personas están experimentando interrupciones en el suministro eléctrico debido a graves inundaciones. Asimismo, unas 80.000 hectáreas de arrozales y otros cultivos han sido sumergidas, lo que pone en riesgo la producción agrícola y la seguridad alimentaria en la región afectada. Las autoridades están trabajando para restablecer los servicios básicos y brindar apoyo a los damnificados, mientras continúan evaluando el impacto total de este desastre natural.
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