La investidura de Salvador Illa reunió 68 votos para impulsar un nuevo modelo de financiación, destacando la colaboración entre PSC y ERC, crucial para futuras negociaciones presupuestarias. Ambos partidos respaldaron mutuamente sus propuestas, apoyadas también por los Comunes. Junts logró forzar plenos sobre temas como el catalán, pero fracasó en algunas de sus iniciativas. ERC, con 107 votos a favor en sus propuestas financieras, obtuvo el compromiso socialista para promover cambios legales que permitirían a la Generalitat recaudar el IRPF antes de fin de año. Además, diversos acuerdos sociales se concretaron, como avanzar en la educación gratuita 0-3. Por otro lado, el PP logró instar al gobierno catalán a resolver el informe ambiental del proyecto Hard Rock, aunque no consiguió completar el trazado de la B-40. En el ámbito internacional, ERC condenó el genocidio en Gaza mientras los partidos independentistas no alcanzaron pactos conjuntos en temas nacionales, aunque sí se reconoció la existencia de un conflicto político.
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