En Alhucemas, Marruecos, hace 14 años, se hallaron los cadáveres calcinados de cinco jóvenes rifeños en una sucursal bancaria intacta por el fuego. Este incidente, que Marruecos intenta silenciar, es visto por la comunidad rifeña como un asesinato político diseñado para atemorizar a manifestantes que luchaban por derechos humanos durante las revueltas árabes de 2011. Testimonios sugieren que los jóvenes fueron aprehendidos por las fuerzas del orden antes de ser asesinados. Las familias, bajo coacción, no han logrado llevar el caso a juicio internacional. Este hecho se ha convertido en un símbolo de la represión marroquí, que aviva las demandas rifeñas de autodeterminación y justicia.
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