Durante la campaña electoral de 2024, Donald Trump ha centrado su retórica antiinmigrante en los venezolanos, especialmente al resaltar la presencia del grupo criminal venezolano Tren de Aragua en Estados Unidos. A pesar de que los datos indican una disminución en la inseguridad estadounidense, Trump sostiene que Caracas ha reducido su criminalidad al «exportar» delincuentes a Norteamérica. Esta postura ha resurgido en un discurso que rivaliza con sus comentarios sobre los mexicanos en 2016, polarizando aún más a la diáspora venezolana en EE. UU. Mientras un sector de los venezolanos en Florida apoya a Trump, influidos por su discurso anticomunista y sanciones contra Venezuela, otros, especialmente fuera del estado, mantienen su lealtad al Partido Demócrata. La comunidad venezolana, aunque pequeña en comparación con otras minorías latinas, sigue cobrando relevancia política y su voto se disputa entre ambos partidos, en un contexto donde la polarización interna refleja su compleja relación con el chavismo. Dados los discursos y políticas de la Administración Biden y el trumpismo, la situación de los venezolanos en EE. UU. permanece incierta, especialmente ante la amenaza de Trump de eliminar el TPS y el Parole humanitario, divisiones que resaltan la diversidad de opiniones dentro de la comunidad en temas políticos y su legado histórico.
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