Elena Kostyuchenko, periodista rusa exiliada y exreportera de Nóvaya Gazeta, enfrenta las consecuencias de su arriesgada cobertura sobre la guerra de Ucrania y la represión en Rusia. Tras mudarse a Berlín huyendo de amenazas de muerte, fue envenenada con una sustancia que aún afecta su salud. Actualmente en París, antes de viajar a EE. UU. para dictar cursos en la Universidad de Duke, Kostyuchenko reflexiona sobre el auge del autoritarismo en Rusia bajo el régimen de Putin y su propia experiencia profesional. A pesar de las adversidades, mantiene su compromiso con la verdad y la libertad de prensa, plasmando sus experiencias en el libro «Amo a Rusia». Ella subraya la importancia de la conexión entre ciudadanos alrededor del mundo para enfrentar los desafíos autoritarios.
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