Sonia, una paciente en fase terminal de cáncer, consiguió cumplir su última voluntad en un acto que demostró ser tan valioso como la medicina misma. A pesar de su delicado estado de salud, sus seres queridos se unieron para facilitar el cumplimiento de su último deseo, mostrando cómo un acto de amor y compasión puede proporcionar consuelo y alivio emocional en un momento crítico. Esta historia subraya la importancia de atender no solo las necesidades físicas de los pacientes, sino también sus anhelos más profundos, destacando el impacto significativo que esto puede tener en su bienestar general.
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