En Estados Unidos, el proceso de elección del presidente y vicepresidente se realiza a través del Colegio Electoral, un sistema que difiere del voto popular al garantizar que todos los estados tengan una representación equilibrada. Cada estado obtiene un número de votos electorales basado en la cantidad de sus representantes legislativos, lo cual está relacionado con su población. Este método busca asegurar que tanto estados grandes como pequeños tengan un impacto significativo en el resultado electoral, influyendo en la elección del próximo líder del país. La explicación detallada de este sistema es presentada por EL PAÍS, proporcionando un análisis sobre su funcionamiento en las elecciones del 5 de noviembre.
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