La industria fotovoltaica enfrenta un panorama desafiante debido a la caída de los precios de la electricidad, un calendario de implementación más estricto y un excedente de oferta sobre la demanda. Estas condiciones han llevado a numerosos promotores de proyectos solares a reconsiderar la viabilidad de sus planes para la construcción de nuevos parques. La disminución en el precio de la energía compromete la rentabilidad esperada, mientras que el ajuste en los plazos y la sobreoferta complican la lógica económica de las inversiones en este sector, poniendo en cuestión futuros desarrollos y obligando a un replanteamiento estratégico en la industria.
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