En el kibutz Mefalsim, cerca de la Franja de Gaza, reina una mezcla de esperanza y desconfianza ante la reciente liberación de rehenes tras el alto el fuego entre Israel y Hamás. Hadar, una joven de 25 años y superviviente de un ataque previo, espera noticias mientras persiste la incertidumbre sobre la situación de conocidos aún cautivos. La liberación de prisioneros palestinos y rehenes israelíes ha reavivado tensiones en una región donde la vida cotidiana continúa entre restos de conflicto y agricultura. Mientras los gazatíes celebran lo que perciben como una victoria, la comunidad israelí, que aún recuerda la violencia de octubre de 2023, enfrenta un futuro incierto. Pese a experiencias de supervivencia y colaboración anteriores, la confianza se ha erosionado, complicando las antiguas relaciones laborales entre israelíes y palestinos de la región.
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