El Gobierno de Estados Unidos ha decidido eximir de aranceles a una amplia gama de productos tecnológicos, una medida que reveló recientemente y que ha sido esperada por el sector financiero y bursátil. Este desarrollo lleva consigo implicaciones significativas para el comercio internacional, en especial para las relaciones comerciales con China, y apunta a reequilibrar las tensiones en las cadenas de suministro globales.
A partir del 5 de abril de 2025, la exención arancelaria se aplicará a semiconductores, ordenadores, móviles y equipos de red, productos estratégicos que han estado en el centro de las disputas comerciales bajo la Orden Ejecutiva 14257. Según el anuncio de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), los productos debidamente clasificados dentro de ciertas subpartidas del sistema arancelario estadounidense (HTSUS) serán eximidos de los aranceles recíprocos que se introdujeron anteriormente.
Esta medida favorecerá a numerosos componentes esenciales para la tecnología global, incluyendo circuitos integrados, equipamiento para la fabricación de chips, ordenadores y smartphones, entre otros. La lista de productos abarca desde materiales esenciales para la manufactura de semiconductores hasta dispositivos de uso final como smartphones y routers.
El impacto financiero de esta excepción es inmediato, especialmente para las grandes empresas tecnológicas como Apple, Dell, Nvidia y Cisco, cuya rentabilidad podría verse favorecida por la reducción de costes de importación. Además, se anticipa un efecto positivo en los índices bursátiles tecnológicos, como el Nasdaq, ya que esta exención podría estimular la confianza de los inversores que han enfrentado una prolongada incertidumbre comercial.
Para los importadores, el nuevo procedimiento requiere que los productos amparados por la exención se declaren bajo la subpartida secundaria 9903.01.32, lo que permitirá la anulación de los aranceles recíprocos asociados a otras subpartidas. También se ofrece la posibilidad de solicitar reembolsos sobre aranceles anteriormente pagados, siempre que el proceso de liquidación no esté concluido.
Este movimiento llega en un momento crítico tras un periodo de tensiones comerciales y representa un esfuerzo por estabilizar las cadenas de suministro. La exención arancelaria también refleja las presiones del sector privado de Estados Unidos en busca de mayor estabilidad frente a las fricciones con China. Los analistas internacionales han interpretado esta medida como una posible señal de futuras flexibilizaciones en otros sectores con alta dependencia de importaciones, abriendo la puerta a un periodo de más negociaciones y posible distensión económica.