El expresidente de Bolivia, Evo Morales, ha rechazado las recientes acusaciones de abuso de menores que han resurgido en su contra, atribuyéndolas a motivos políticos destinados a dañar su imagen. Morales sostuvo que el caso ya había sido cerrado en 2019 cuando se demostró su falsedad, haciendo referencia a una resolución fiscal de entonces. Además, denunció un intento de detención en su contra y acusó al gobierno de orquestar una campaña de desprestigio, insinuando incluso que se podría considerar su extradición a Estados Unidos en un contexto similar al caso de Maximiliano Dávila, exjefe antidrogas de su gobierno. En medio de tensiones políticas viscerales, Morales se refirió a disputas internas dentro del oficialismo, mientras el Grupo de Puebla expresó su preocupación por un supuesto «lawfare» contra él. Morales resaltó su liderazgo en las encuestas para las próximas elecciones y alegó que el «cerco judicial» contra él responde a su éxito político frente a la caída de popularidad del actual presidente, Luis Arce.
Leer noticia completa en El Pais.