Numerosos estudios han demostrado que la exposición a dispositivos electrónicos en lactantes y niños hasta los 24 meses de edad puede generar problemas significativos en su desarrollo. Entre las principales preocupaciones se encuentran las dificultades en el desarrollo del lenguaje, el insomnio y, en algunos casos, la dependencia a estas tecnologías. Estas evidencias subrayan la importancia de limitar el acceso de los más pequeños a las pantallas electrónicas para promover un crecimiento saludable tanto a nivel cognitivo como físico.
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