En el análisis de la nueva temporada de «El Juego del Calamar», se revela como una metáfora de la vida en situaciones de opresión económica y sociopolítica. La narrativa gira en torno a la intención de desenmascarar a los poderosos que se benefician de la miseria ajena, situando la acción en contextos que evocan tanto Corea como regiones vulnerables de México. Se exploran temas de avaricia, desigualdad y el abuso de poder, reflejando una crítica mordaz a las estructuras que perpetúan la pobreza. El autor, convertido en protagonista, busca justicia, dejando atrás el objetivo de acumular riqueza, y se enfrenta a fuerzas corruptas mientras lidia con sus propios demonios personales. La serie utilizada como contexto refleja una realidad cruda y familiar, resonando con aquellos que luchan contra deudas aplastantes y promesas incumplidas en un mundo marcado por las luchas de poder.
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