La Inteligencia Artificial (IA) sigue capturando la atención global en diversas esferas tecnológicas y económicas. De acuerdo con el último informe de tendencias tecnológicas de McKinsey, en 2023 se invirtieron 36 mil millones de dólares en IA Generativa, mientras que otros 86 mil millones de dólares se destinaron a la IA aplicada. En el Reino Unido, el valor actual del mercado de IA supera los 16,8 mil millones de libras, y se espera que esta cifra alcance los 801,6 mil millones de libras para 2035, evidenciando el sustancial progreso económico y tecnológico de la IA.
Uno de los ejemplos más llamativos del impacto de la IA es la aplicación de la tecnología de Visión por Computador por parte de la cadena minorista Marks and Spencer. Gracias a esta tecnología, la empresa logró reducir en un 80% los accidentes en sus almacenes en tan solo 10 semanas. No obstante, aún queda por ver cómo una gobernanza coordinada permitirá que la innovación prospere a la vez que se mantiene el cumplimiento normativo en todos los sectores.
El Reino Unido se ha planteado ambiciones a gran escala, buscando convertirse en una «Superpotencia de IA». Sin embargo, persisten debates sobre qué constituye una regulación efectiva de la IA y cómo esta podría alinearse con los principios fundamentales del derecho. El gobierno de la oposición publicó en 2023 «El Libro Blanco de Regulación de IA: Un Enfoque Pro-Innovación», un plan que delega la gobernanza a reguladores individuales. Aunque inicialmente se pensó que este enfoque basado en principios era efectivo, el rápido desarrollo de la IA dejó en evidencia ciertas lagunas que necesitan ser abordadas.
De cara a las elecciones generales de 2024, la regulación de la IA fue un tema central en el manifiesto del Partido Laborista bajo la sección «Impulsar el crecimiento económico». El actual gobierno busca fortalecer la regulación de IA en áreas específicas con iniciativas como la creación de una Oficina de Innovación Regulatoria (RIO). Esta oficina tendría como objetivo establecer metas para los reguladores tecnológicos y monitorear la velocidad de toma de decisiones, proporcionando orientación en línea con la estrategia industrial del Partido Laborista.
No obstante, la creación de la RIO no implica la introducción de un nuevo regulador de IA. Los reguladores existentes seguirán siendo responsables de abordar la IA en sus respectivos campos. La diferencia exacta entre una RIO y el Instituto de Seguridad de IA, establecido por el gobierno conservador a principios de 2024, aún está por definirse.
Además, se planea la creación de una Iniciativa de Biblioteca Nacional de Datos, cuyo objetivo es reunir programas de investigación existentes y servicios públicos impulsados por datos, con robustas salvaguardas y beneficios públicos en su núcleo. Paralelamente, la demanda de que la IA resuelva problemas cruciales de la humanidad sigue creciendo, aunque el ritmo acelerado del avance tecnológico plantea desafíos para el derecho.
Definir la IA sigue siendo complejo. La falta de una definición técnica comúnmente aceptada, sumada a la influencia de diversas disciplinas científicas, crea ambigüedades que dificultan la formulación de regulaciones. La ley debe alinear los objetivos regulatorios con los derechos fundamentales y la protección de derechos legales concretos. Sin embargo, aplicar principios como la «precaución» en la IA es problemático, dado que muchos efectos aún no son evaluables.
Desde una perspectiva regulatoria, el equilibrio entre el objetivo, los medios y los métodos se convierte en un desafío cuando el conocimiento fáctico es limitado. En la intersección de la funcionalidad técnica y el contexto de aplicación, se puede obtener un perfil de riesgo de un sistema de IA. Sin embargo, regular la IA a través de una Ley General de Inteligencia Artificial no es viable debido a la diversidad de sus casos de uso.
El enfoque regulatorio debería centrarse en las características y casos de uso de los diferentes algoritmos y aplicaciones de IA. Esta aproximación iterativa es más propensa a resultar en políticas efectivas que beneficien tanto a la sociedad como a la innovación.