El cuidado de personas dependientes en España, especialmente en Cataluña, recae predominantemente en las mujeres, quienes enfrentan el desafío de compaginar el trabajo doméstico no remunerado con el empleo. Un estudio revela que el 33% de las catalanas asumen siempre las tareas de cuidado frente a solo un 7,7% de hombres, reflejo de una arraigada construcción social que perpetúa la división sexual del trabajo. A pesar de los avances en la incorporación laboral femenina, la corresponsabilidad familiar sigue siendo insuficiente, con un elevado porcentaje de mujeres migrantes asumiendo cuidados familiares. Las estadísticas muestran una insatisfacción laboral más alta y una percepción económica más negativa en ellas que en sus pares masculinos. La urgencia por reformar el Sistema de Autonomía y Atención a la Dependencia impulsa el llamado a un plan de financiación que reduzca tiempos de espera y proteja a las trabajadoras del sector, mientras la «revolución de los cuidados» se plantea como una solución para garantizar el derecho al cuidado y a ser cuidado en una sociedad que envejece rápidamente.
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