Pavel Durov, fundador de Telegram, enfrenta acusaciones de inacción frente al uso de su plataforma para actividades criminales. Las autoridades sostienen que Telegram ha sido un canal recurrente para la realización de delitos, mientras que Durov no ha implementado medidas suficientes para restringir estas actividades ilícitas. Las críticas aumentan presión sobre la compañía para fortalecer sus políticas de seguridad y colaboración con entidades gubernamentales.
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